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lunes, 8 de agosto de 2016

Cartas de Shamballa 61 : Construcción de un puente de Luz II

Por Santo Aeolus, 18 de agosto de de 1952


Relación con el numero cuatro

En el momento que la Tierra se convirtió en un planeta habitable, las corrientes de vida que estaban destinadas a cumplir sus planes Divinos sobre Ella fueron atraídas a la Cuarta Esfera, y aquí han permanecido, dirigiendo sus actividades a través de los egos personalizados que las representan en el mundo de la forma. La Tierra es el Cuarto planeta de nuestro Sistema, y los Seres Crísticos en la Cuarta Esfera tienen una relación natural con el número cuatro, lo cual los capacita para vibrar armoniosamente con la gente de la Tierra. Dentro de esta Cuarta Esfera vino a habitar primero el Cuerpo Mental Superior en esta Tierra. Aquí mora también el Cristo Propio de quienes no han logrado la liberación en sus respectivas cadenas planetarias así como también los Cuerpos Mentales Superiores de los miembros guardianes de la raza que han encarnado voluntariamente con el fin de proteger, guiar, enseñar y desarrollar a los espíritus jóvenes que se embarcaron en el viaje a través de la forma.

Jerarca de la Cuarta Esfera

De allí que el gran Jerarca de la Cuarta Esfera se convirtiera, entonces, en el custodio del desarrollo planetario en su totalidad, trabajando no solamente con los Cuerpos Mentales Superiores, sino también con lo egos Físicos, y esforzándose de toda forma posible en mantener abierta la conexión entre la Cuarta Esfera y el mundo de la forma. Por esta razón, el Amado Serapis Bey siempre ha sido reconocido como el Guardián del Puente o el Constructor de Puentes para aquéllos que consciente o inconscientemente han destruido los puntales que mantenían sus puentes como proyecciones ininterrumpidas entre el mundo de la Mente y Voluntad Divinas y sus actividades externas. La plena Perfección de la Voluntad Divina para la Tierra ha sido atraída a la atmósfera de la Cuarta Esfera, y los Seres Crísticos de la raza son bañados perpetuamente en su fulgor, cada cual atrayendo dentro de sí tanto o tan poco como pueda captar del Diseño del Padre. De la misma manera, la gente de la Tierra vive dentro de la perfección de un diseño etérico del mundo de la forma, cada hombre interpretando tanto o tan poco como pueda entender, permaneciendo el resto en forma sutil hasta que algún individuo encarnado pueda traerlo a la manifestación. Sin embargo, los Cuerpos Mentales Superiores han exteriorizado ya una gran cantidad de la Perfección Divina a través de Sus centurias de empeño, y ésta, de por sí, es una experiencia palpable y viviente en la Cuarta Esfera. Por consiguiente, es responsabilidad del ser externo determinar ahora en qué ha estado ocupado su Cuerpo Mental Superior, atrayendo y exteriorizando desde la Sustancia Universal, y luego abrirse dócilmente a Su influencia directriz, conviniéndose en un grifo a través del cual esta Perfección pueda fluir sin tensión, esfuerzo o lucha, bajando así dentro del mundo de la forma el resultado de Sus centurias y centurias de esfuerzo en favor del Plan Divino. Así como un planeta, al tiempo se convierte en el punto focal para el desenvolvimiento de la evolución de su cadena, asimismo una de las Siete Esferas se conviene en el punto focal para las actividades internas que conforman la motivación para el Plan Divino y la manifestación sobre el planeta en cuestión. Y aunque las esferas externas contribuyen con la ininterrumpida sinfonía de la Perfección exteriorizada, la responsabilidad predominante descansa en la Esfera cuyo número corresponde al planeta que es el teatro evolucionario de la Hora Cósmica. De allí que la Cuarta Esfera y el planeta Tierra, cuyo número es el cuatro, conformen el centro de actividades de nuestro Sistema en los momentos actuales.

Maestría anteriormente adquirida

Todos aquellos seres que lograron su plena Maestría en los primeros tres planetas, habitan en las tres primeras Esferas de Conciencia; y los miembros de nuestra cadena que aún permanecen en su inocencia virgen y que no han sido llamados adelante a la encarnación, pero cuyo destino es desarrollarse en las Esferas quinta, sexta y séptima de nuestro Sistema, habitan, en su mayoría, en un estado de arrobamiento e inocencia en las Esferas quinta, sexta y séptima. Ellos no se convertirán en trabajadores activos a través de sus facultades creativas de sus centros de pensamiento y sentimiento, hasta que el planeta que los acuna exprese que está preparado para sostener un puesto de avanzada de ellos como egos personalizados. Ellos viven ahora en la radiación de la Luz Universal, y disfrutan y absorben las cualidades de la Deidad, pero no se les ha asignado ninguna tarea específica, ni están ellos construyendo el momentum de los poderes individuales y talentos hasta este período posterior.

Trabajadores activos

Sin embargo, en la Cuarta Esfera, los Cuerpos Mentales Superiores de la gente de la Tierra se convirtieron en trabajadores activos del Reino en el momento en que el planeta se hizo habitable, y los egos personales fueron proyectados adelante desde Ellos al interior del mundo de la forma. Cada Ser Crístico se interesó en y se dedicó a convenirse en una faceta de Expresión Divina, y desde entonces, ha vivido durante incontables centurias de tiempo, utilizando Su energía para desarrollar Perfección a lo largo de esta línea particular, la cual conforma el pleno momentum acopiado de la corriente de vida, y es Su Conciencia individual dada al planeta Tierra, la cual sólo puede ser exteriorizada a través del ser personal que Él ha sostenido desde el principio del tiempo, registrado para ser justamente dicho canal para Su expresión. Verán, por tanto, que la responsabilidad y la obligación del ser externo, es la de contactar ese Cristo Propio en Su propia Esfera, y averiguar qué actividades han estado ocupando las energías de vida de dicho Ser a lo largo de centurias; y así convenirse, sin más dilación, en el canal a través del cual pueda Él verter Su Perfección. El completo enigma y significado de esta actividad expansiva consiste en encontrar los medios y maneras mediante los cuales los seres externos puedan sintonizarse y contactar a sus Cuerpos Mentales Superiores conscientemente, y abrir las puertas y ventanas de sus almas a este Ser Divino, cumpliendo así el Plan Divino para la Tierra y su gente, sin mayor demora o interferencia, diciendo con el Maestro Jesús, “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la Verdad”.
Amor y bendiciones,
Santo Aeolus


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