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lunes, 5 de octubre de 2015

Cartas de Shamballa 27 : Llama de la Iluminación y el Dios Merú



Por los Amados Dioses Merú y Lady Nada, 05 de junio de 1960

Introducción:

Mis amados:

Tengo el placer y el privilegio de presentar en el Boletín de esta semana, las palabras, instrucción y radiación sostenida de los Amados Dios y Diosa Merú y su Mensajera Divina, la Maestra Ascendida Lady Nada, según fueran impartidos en la Clase de Transmisión del 21 de Mayo de 1960.

Amor y bendiciones,
 El Santo Aeolus

El Amado Dios Merú habla:

Bienvenidos al corazón de los Andes, al corazón del poderoso foco que mantenemos mi amada Lady Merú y Yo, en el cual custodiamos y guiamos los inapreciables tesoros que han sido transportados por Mi hermano Himalaya y Su hermandad, desde la Cordillera de los Himalayas, para beneficio de las civilizaciones de la Séptima Raza Raíz, particularmente bajo la dirección de su Manú.
Amados Míos, tengo el júbilo, privilegio y  gratitud en todo momento, de darle la Iluminación a todo aquel que la busque en su conciencia externa, que es la mejor manera de hollar cada quien su propio Sendero Divino hacia la Perfección ... ¡y la Ascensión consciente en la Luz!
Nosotros, como Dioses y Diosas custodios de la poderosa cordillera, hemos alcanzado esa fortaleza a lo largo de eones de servicio, y considerando el tirón de la gravedad de la Tierra, el cual parece sostener resueltamente a los pueblos de la Tierra, quiero que consideren por un momento la fortaleza que se requiere para elevar una cordillera desde las planicies y sostener los altos picos señalando hacia Dios, como un recordatorio constante a los hombres alertas, de la Fuente Suprema de todo lo que existe, que es Dios, el "YO SOY". Al trascender la gravedad, la erosión, y la descomposición, Nosotros, los Dioses de las Montañas, que a veces somos tan grandes como la cordillera, por la mismísima fortaleza y vitalidad de Nuestro Ser, podemos sostener, y sostenemos, estas cordilleras para un Propósito Divino. Mantenemos aquí unos recodos secretos en los que custodiamos y salvaguardamos esos tesoros que todavía no están listos para ser descargados al hombre común, que son verdades escritas, en Sánscrito, Pali, o sea cual fuere el idioma.
Ustedes son llamados uno por uno por el Maestro Ascendido Guía, para pasar por el largo e iluminado corredor, y unirse a los Iluminados de la Raza que están sentados a la manera del Buddha si vienen de Oriente. Hemos provisto sillas para los que vienen de Occidente, y todos ven la Llama de la Iluminación en su dorado esplendor, flameando desde el corazón de los Andes y enviando constantemente Rayos de Luz a la atmósfera de la Tierra, a la conciencia de los pueblos, a la conciencia de todo lo que existe. La mismísima base de esa poderosa Llama bendice la Tierra desde abajo, en el corazón del Reino de Pelleur. Desde esa Llama de la Iluminación emanan magníficas chispas que son similares a los fuegos artificiales que se ven durante la celebración del día de la independencia, o en otras celebraciones por todo el planeta Tierra, o como los cometas que avanzan a toda velocidad por los cielos en las noches. Esas chispas salen volando a la atmósfera constantemente.

Guardianas Silenciosas

Las Guardianas Silenciosas de cada nación, continente, océano, ciudad, poblado y aldea, cuidando a la gente que allí vive, magnetizan una parte de la Llama de la Iluminación. Luego, la dirigen al interior de lo que ustedes llamarían "la conciencia externa" de quienes se merecen recibir más que una instrucción ordinaria en cualquiera de las siete líneas de instrucción. El motivo de los miembros de la Jerarquía Espiritual, los Dioses de las Montañas, el Tribunal Kármico, el Sol del sistema Helios y Vesta, de cada poderoso Elohim, Arcángel y Chohán, es el de elevar a la Tierra y sus evoluciones a la liberación.
En mi caso, en el del Manú Himalaya, el Dios Tabor y los demás grandes Dioses de las Montañas, no podemos auto-transportarnos tan frecuentemente como los demás, a menos que tengamos a alguien que permanezca en casa para sostener ese magno poder que mantiene esas montañas erectas. ¡Yo tengo en mi Señora, la Diosa Merú,  un ser así, que lo hace!
Amados míos, tengo el placer de permitirles libertad para no sólo hollar toda la Tierra y darle asistencia tanto al más pequeño de sus miembros como al más desarrollado de la humanidad, sino que tengo la alegría de sostener a los Andes y a toda Sudamérica, que acunará la Séptima Raza Raíz,  junto a mis brazos. Cuando regresen al Titikaka, encontrarán la Llama de la Iluminación flameando. ¡Para esto existo!

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