Por Santo Aeolus, 26
de octubre de de 1952
Cuando los Elohim
indicaron al Sol de nuestro sistema que el planeta Tierra estaba listo para ser
habitado por las corrientes de vida a quienes los Padres Dioses escogerían
enviar adelante, el Gran Ser que asumió la responsabilidad de crear y sostener
un sistema de mundos convocó a cierta cantidad de egos espirituales, quienes
conformaron el primer grupo que encarnaría sobre el Planeta. La Misericordia y
el Amor de los Padres-Dioses, anticipando los detalles requeridos para
manifestar el Reino de los Cielos a través de la humanidad a punto de encarnar,
dividieron este grupo de peregrinos espirituales en siete clases distintas,
cuyos esfuerzos cooperativos realizarían más rápidamente el Plan Divino para el
planeta Tierra.
Citatoria divina
Luego, fueron citados
los hijos del Primer Rayo a comparecer ante el Trono del Padre-Madre Eterno, y
a ellos se les dio el plan y visión sostenida en la mente de estos
Padres-Dioses y la Voluntad del Padre, para la expresión de la gran Perfección
que habría de ser puesta de manifiesto en las siete avenidas de servicio.
Los hijos del Segundo
Rayo fueron los próximos en ser citados a comparecer ante el Trono, y fueron
investidos con la responsabilidad de convertirse en maestros y educadores de la
raza; y fueron encargados de la tarea de desarrollar la Naturaleza Divina a
través de la instrucción, explicación y ejemplo.
Cuando les
correspondió el turno, los hijos del Tercer Rayo fueron investidos con el poder
y la responsabilidad del Mantenimiento y sostenimiento de la paz mediante una
perfecta comprensión del propósito y diseño del destino de cada uno de los
Siete Rayos, y los talentos de cada uno habrían de contribuir al bien del todo.
A los hijos del Cuarto
Rayo se les mostró la exquisita Perfección que habría de ponerse de manifiesto
en cooperación con los Constructores de la Forma, mediante la música, el arte,
la literatura, arquitectura y demás; y fueron investidos con el poder y la
responsabilidad de crear los diseños perfectos del Reino del Cielo por medio de
la sustancia del mundo de la tercera dimensión.
Al grupo convocado
ante el Padre que habría de representar al Quinto Rayo, se le dio la plena
comprensión del entendimiento científico de la Ley irrefutable que gobierna el
átomo y el Universo, de manera que pudiera usar el principio inherente a dicha
Ley para atraer a sí tanto la sustancia requerida como la cooperación necesaria
para el cumplimiento del Designio Divino; y a la inversa, irradiar desde sus
propios centros creativos cualquier cualidad deseada para adelantar la causa
del bien.
Los hijos del Sexto
Rayo comparecieron ante el Trono y fueron investidos con el poder para
estremecer la naturaleza espiritual de la humanidad hacia la devoción a la
Llama de Dios; y mediante la presentación de un Ritual Ordenado, para que los
habitantes de los Reinos Internos –ambos, Angélicos y Divinos-
pudieran madurar rápidamente la naturaleza espiritual de la gente.
Luego, los hijos del
Séptimo Rayo comparecieron ante el Trono y fueron investidos con el poder para
entrar a las conciencias de todos los pueblos que estuvieran trabajando bajo
los Siete Rayos, y poner de manifiesto lo mejor de cada uno. Habrían de proveer
un gobierno, un sistema educativo, una hermandad universal y un sistema
cultural de ciencia y religión que representaran el ápice de cada uno de los
Rayos, unificando así el trabajo de los siete y cerrando un ciclo de tiempo.
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